Mi amiga Carmen Lasco se sacó el carnet a
la primera, pero a menda le hicieron falta tres subidas a examen de prácticas
para conseguirlo.
En aquella época ya tenía 36 años, ya que
nunca quise el carnet de conducir pues trabajaba al lado de casa y si hacía
falta, entre taxis, amigos y marido, me llevaban a todas partes.
La teórica estupenda, la aprobé al primer
intento, pero la práctica fue harina de otro costal.
Empecé ya contratando las horas de dos en
dos, si no, entre que llegaba tarde y nos tomábamos el cafelito, no había
tiempo de nada. Tras 150 horas facturadas, mi profe decidió que ya podía subir
a Montjuich para examinarme, si hubiera sido por mí podíamos seguir haciendo
prácticas un par de años más, era divertido y encima como el coche tenía dobles
pedales, era él quien frenaba y aceleraba en caso de apuro (casi siempre).
Y llegó el día, un martes a las ocho de la
mañana (vaya madrugón). Nos subimos al coche, el examinador, mi profe, otra
chica y yo, al volante. Me pongo el cinturón, arreglo los espejos y le doy a la
llave.
Horror, me empiezan a temblar las piernas
como si tuviese el baile de San Vito… y el coche se cala. Otra vez embrague,
primera, temblor y coche calado. A la tercera el examinador me mira y me dice: -”Señora,
cálmese”.
Fue peor, más tembleque. Y eso que me repetía
a mi misma: “Tienes 36 años, el carnet te lo estás pagando tú, nadie te obliga
y no te van a castigar si no apruebas”. Inútil. Estaba aterrorizada.
PRIMER SUSPENSO
En el segundo intento todo iba de maravilla
hasta que me hizo aparcar delante de un camión. El profe nos había enseñado un
truco, gracias a una pegatina en la luna trasera, para aparcar perfectamente
entre dos coches.
¡Pero no con camiones! Total coche aparcado
casi en medio de la calle. El examinador, desesperado me dijo: “Bueno, ahora
salga”.
Y yo, ni corta ni perezosa, me desabroché
el cinturón, cogí mi bolso y me bajé del coche.
Se me quedaron mirando sin saber si ponerse
a reír o a llorar, pero es que se había olvidado de decirme que tenía que salir "con" y no "del" coche.
SEGUNDO SUSPENSO
A la tercera, a las ocho de la mañana me
tomé medio “güisqui” y aprobé.
Y eso que ahora dicen “si bebes no
conduzcas”… pero preséntate al examen... juas juas juas.
1 comentario:
Lo de tomarme un copazo no se me ocurrió. Yo también aprobé practicas a la tercera, me ponía tan nerviosa que al último momento metía la pata y ¡suspendida, srta"
Publicar un comentario