Hoy estoy como el tiempo, gris, frío y amenazando tormenta. Me he levantado antes de las ocho, he pasado la mopa muy por encima -tan por encima que ni se nota-, me he duchado, he tomado dos cafés con leche y aquí sigo. ¿Y qué he hecho durante estas 5 horas?... Eso me gustaría saber a mi.
¿La lista del pedido mensual al Corte Inglés?... En la mesa, bajo el cenicero. ¿La nevera?... ¡Vacía!... La ropa tendida ayer por la tarde, sin recoger... Y es que hoy me he levantado super vaga y con el día que hacía, he preferido moverme poco, no fuese a darme un aire, y "pasar hambre" antes que salir a la calle, por aquello también del aire.
Me quedan tres rebanadas de pan Bimbo y si contamos que dos son inservibles...; un puñado de coles de Bruselas y una caja de doce croquetas de bacalao y pimientos del piquillo. ¡Hoy no me queda otro remedio que adelgazar o comer croquetas pá comer y "cloquetas" pá cenar!
¡Jolines, si tiene más comida el gato que yo!... El colmo.
Cada día me da más pereza salir de casa, quitarme el chandal y ponerme las botas altas me supone un esfuerzo mayor que colocarme en pelotas en mitad de la Gran Vía. Lo mío ya no es vagancia es una vocación tardía de monja de clausura; pero eso se va a acabar. O la empresa para la que trabajo se pone las pilas o me las tendré que poner yo bajando cada día a la calle para comprar un palillo, que tampoco está el horno como para comprar dos.
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