martes, 5 de febrero de 2013

BARCELONA 1951-1952

Hoy me voy a ir por los cerros de Ubeda y a girar la vista hacia mi querida Barcelona de los años 50, que lógicamente no recuerdo ni a bofetadas. Lo mío y se supone de las tres, en aquellos años, eran los pañales, biberones y berridos; porque las malas lenguas juran y perjuran que hasta que no empecé a caminar, fui un auténtico peñazo que no paraba de berrear. ¡Por supuesto que no les creo y sé que mienten como bellacos! Con lo buena que soy y he sido... Ji,ji,ji...
 
Me encanta la foto de la Plaza, entonces Calvo Sotelo, ahora Francesc Macía (arriba); cercana a donde, a cabo de unos años, nos conocimos estas tres "perlas" y dió comienzo nuestra "gran aventura de la adolencia y juventud". Ese es el motivo, o nexo de conexión con los 60 años, de que hoy os dé el latazo con este "recuerdo" urbanístico.
 
En los 50 y pico, superados los pañales y berridos, vestíamos de niñas buenas, lo que éramos; aunque ninguna de las tres tuvimos que soportar a madres quicas de esas que ponían lazos a las niñas y las convertían en auténticas muñecas peponas. No existe ni una sola foto con lacitos entre ninguna de nosotras. ¡Que madres tan "modernas" teníamos!...
 
Eso si, en los 60 y pico, cuando nos conocimos íbamos de "uniforme", y no precisamente escolar -que no usábamos por ir a colegios internacionales-, nada de monjitas y chorradas de la época. ¡Mas modernidad matriarcal, que cuerno! Me refiero a que todas vestíamos igual por: faldas Klirt, jerseys Sheeland, ambas prendas preferiblemente de Gonzalo Comella -si no, no "molaba"-, calcetines altos a juego con el jersey y los mocasines de la época, los míos de Vigares.
¡Que monas íbamos todas "a conjunt" y que pinta de buenas teníamos!... De futuras buenas piezas, claro.

Pues hasta aquí mi vista atrás, voy a volver a ponerla en la dirección correcta no sea que me arree algún castañazo y a los 60 los porrazos pueden ser muy peligrosos.
 
Aclaración: La catalana bailando sardanas es la nota de color del post que quedaba muy gris -lo sé, lo es... Gracias- pero nunca en mi vida me he vestido de "pubilla" ni he bailado una sardana, por muy catalana -charnega- afrancesada que soy. Odio todo tipo de folklore.

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