A
nuestra edad la compra diaria difiere mucho de la que hacíamos con 30
años.
Hemos
substituido cualquier fruta fresca por los kiwis, ya no compramos almendras,
piñones o avellanas, sino ciruelas pasas sin hueso.
Los crujientes y "mantequillosos" croissants matineros se han convertido en los terribles All-Bran con fibra, eso
sí, siempre con chocolate aunque sea ligth.
No pueden faltar los fideítos finos para
la ligera sopita nocturna que ayuda a conciliar el sueño.
De la pasta dentífrica con o sin menta,
pasamos al adhesivo dental, no vaya a ser que en una de esas se nos caiga la
dentadura en la mesa tomando el té con una amiga. Los tampones están obsoletos, ahora lo
que mola es la Tena Lady, maxi o mini según necesidad.
Total que si al pagar en la cola estás
antes de un hombre bien parecido, para no morirte de vergüenza, siempre puedes
decirle a la cajera, en voz muy alta, que tu madre está malita y te ha
encargado a tí comprar lo que necesita. Si el tío es feo y viejo no hace falta
que disimules, seguro que su cesta es peor que la tuya.
2 comentarios:
Ojo con la coliflor no vaya a ser que al pasar os digan: "Está tan vieja que no se aguanta ni los pedos".
Ya no os aguantais ni los pdos ni los escupitazos.
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