martes, 22 de enero de 2013

APFELSTRUDEL

No hace mucho, me invitaron a casa de unos amigos a cenar y quedamos que yo llevaría los postres.

Unos días antes, mi hermano compró en un super alemán un “Apfelstrudel” (pastel típico alemán de hojaldre relleno de trozos de manzana y pasas) congelado y precocinado para la fiesta de cumpleaños de su nieto. La verdad es que estaba muy bueno. Pensé que llevar unos cuantos a la cena en casa de mis amigos. Decidido, compraría tres "Apfelstrudel" en ese super, los haría en casa y así, ahorraría unos euros. 

Como en la cena seríamos  bastantes, compré tres de estos pasteles, llamé a mi hermano y le pregunté como lo tenía que hacer. Los tenía que poner directamente en el horno, una vez estuviera caliente, y sin descongelarlos. Sobretodo, era importante ponerlos encima de la rejilla, no en la bandeja,  y tenían que hornearse durante 40 minutos. Yo muy contentita pensé que quedaría estupenda con mis amigos con tan poco trabajo.

El día de la cena, al mediodía, me puse en marcha para hacer los tres pasteles.  Puse el horno en marcha, y una vez caliente, coloqué tal como me había dicho mi hermano los pasteles congelados encima de la rejilla, cerré la puerta y puse el reloj en marcha para que sonase una vez pasados los 40 minutos. Al cabo de un rato olía toda la cocina de maravilla. A los veinte minutos, abrí el horno para curiosear, ver cómo iba la cosa y !!!ohhhhhhhhhh desgracia¡¡¡.

Menuda la que había montado. En vez de colocar los pasteles en la rejilla perpendiculares con las varillas, los había colocado a lo largo, o sea en plan paralelo con las varillas. 
¿Qué había pasado????

Pues estaba más claro que el agua,  los pasteles al descongelarse y calentarse se habían ido cayendo entre las varillas de la rejilla, y todo el relleno de manzana y pasas estaba  en la bandeja de abajo  del horno churrascado y el hojaldre a trozos. Total un desastre de los gordos.

Después de acordarme de todos mis familiares, los familiares de mis amigos y los de mis vecinos, me vestí rápido y me fui a una pastelería a comprar los postres de la cena. Total para ahorrar unos euros me había gastado casi el doble

Moraleja: cuando no estés segura de saber hacer algo, deja de hacer el gilipollas y cómpralo hecho.

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