sábado, 26 de enero de 2013

ESOS OSOS ZARAPASTROSOS

Esta mañana, como cada mañana y tras dar un serio repaso a las noticias políticas -somos muy "politiqueras"-, Cris y yo hemos empezado a irnos por los cerros de Ubeda (Jaén), también como siempre, y me ha dado la idea para el post de hoy: el divorcio. ¡Novedoso tema donde los haya!, ya lo sé.

Mi teoría, seguramente no demasiado errónea, es que la separación de nuestros correspondientes osos zarapastrosos es directamente proporcional a la independencia económica de la mujer. A mayor independencia, menor aguante y mayor patada en el trasero.
Por supuesto que ellos también nos dan patadas pero acostumbran a ser debidas a "cambio estratégico de la búsqueda de una falsa sensación de juventud", es decir cambiar a la señora que ronda su edad por una mujer más joven; no por aburrimiento, agotamiento o hastío, si no por su ego personal. Pero volvamos a lo que nos interesa: nosotras.

Así vemos que las que tienen ahora 70 años siguen unidas, en mayor o menor armonía, a su "osito" en un 80%; las que tenemos 60, debemos andar por el 50%, y tras mucho aguante, las haber largado al "oso" a cazar al bosque o de vuelta con su mami; y las que tienen 40 -¡vaya suerte!-, el 80% ha enviado a freír monas al "osazo" sin pensárselo dos veces. ¿Por qué?

Porque las hoy setentonas, trabajaban en cargos de poca responsabilidad y dejaban de trabajar al casarse, además era un requisito casi primorcial del oso elector. Las sesentonas, ya más preparadas, accedimos a puestos de mayor responsabilidad y mayor remuneración y eso sentó como dos patadas en el estómago a nuestros, aún osos dominantes, lo que nos llevó al enfrentamiento, a los celos y a decir basta. Las cuarentonas sí que han tenido, y lo tienen bien, aguantan lo justo, marcan las normas de convivencia, avisan clarito y al tercer aviso, devuelven al "toro" a los toriles.  

Y es que las mujeres, en los últimos 40 años hemos recorrido millas, pese a las aún trabas y desigualdades salariales existentes, mientras ellos se han movido a palmos. Lo siento, no es feminismo, es la comprobable realidad.

2 comentarios:

Andrea dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo

Javier dijo...

Algunos hombres no merecen ser aguantados ni cinco minutos por una mujer.