La dulce ancianita china Lin Chen, harta de que los conductores que
pasaban delante de su casa se saltaran el Stop y fueran a toda velocidad, ató a
un árbol una hermosa muñeca hinchable en ropa interior. Así ante la sorpresa estaba segura de
que frenarían o se pararían.
Parece ser que consiguió su propósito, algunos conductores aminoraran
la marcha, pero seguro que más de uno se dio un buen trastazo por curioso.
¡Los remedios de la abuela siempre sirven!
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