jueves, 14 de marzo de 2013

FILOSOFANDO

En mi "larga experiencia" de primeras citas -bueno, dejémoslo en media docena, pero de algún modo debo comenzar- hay cosas que ni nosotras, ni ellos, debemos hacer si no queremos que sea la primera y la última.

Para mi, en una primera cita no es recomendable hablar del ex. Si alguno se viese obligado, debido a la insistencia o chafardería del otro, lo mejor es explicarlo de forma natural y, sobre todo, de forma escueta. Tampoco debemos hablar demasiado de nosotras mismas, la información es poder y no se puede dar de forma gratuita. El filosofar de forma generalista es lo más aconsejable para esta primera ocasión. 
Debemos ser  divertidas pero sin pasarnos, tampoco calladas o aburridas y nunca mostrarnos facilonas. Puede que eso nos llevase a pasar una noche genial, pero la "presa" no puede caer al primer tiro, no olvidemos que el hombre es cazador por naturaleza; vamos, que son como los gatos pero con muchísimo menos gracia. 
Tampoco debemos hablar de matrimonios amigos que son una pasada, de si nos gustan o no los niños, o si adoramos o odiamos la casa; eso les horroriza.

Ellos, por su parte, deberían además no caer en el tópico de que "les intimidamos", no tomarse una copita de más para achisparse o, ya el colmo, estar pendientes de su teléfono móvil. 
Tampoco en la primera cita, es necesario comprar un ramo de flores en el chino de la esquina para demostrar que se es un caballero, ni hablar de temas rebuscados. La Física de partículas, la Antropología de las tribus del sur de Katmandú o las citas sobre las obras de la literatura universal, intentando demostrar que sois cultos e interesantes, es mejor dejarlo para citas bastante posteriores, para cuando la presa esté bien cazada.

Puede que esté equivocada, que mis reglas ya no funcionen para las primeras citas actuales; si es así, me gustaría saber cómo se funciona ahora. Me fío más de lo que me puedan contar de forma anónima que de la hija o hijo de mis amigas, que siempre me lo "vestirán" un poco.

2 comentarios:

Andrea dijo...

Esas primeras citas de las películas no las he vib¡vido nunca, por lo general nos conocíamos de antes, del trabajo, del barrio, ya sabíamos lo suficiente el uno del otro, pero tienes razón en lo que no hay que hacer. Eso, por más que digan, no ha cambiado. La caza es siempre la caza y las mujeres somos las que cazamos, no ellos. Bueno ellos lo intentan pero como nosotras no queramos... ¡ja! lo llevan curdo.
Y como nos vendemos... juas, juas, juas, en eso ellos son mucho mñas burros. Ellos quieren darse pisto, nosotras queremos simplemente ser perfectas, luego ya será lo que sea.
Me gusta cuando dices que filosofas pero en tus filosofadas hay mucho pan que masticar.
Un saludo

Andrea dijo...

Lo olvidaba, tenéis razón en lo de los comentarios. Lo reconozco, entro, leo y pocas veces doy mi opinión sobre el tema que me ha interesado. Prometo no volver a hacerlo. El monstruo de las galletas me ha convencido.