Tras mucho pensarlo, he llegado a la sabia conclusión de que el único día de descanso que merece la pena disfrutar a tope es el que está entre el domingo y el lunes.
Ese día no hay lavadoras, ni platos, ni comidas, ni clientes, ni molestas llamadas de Gas Natural, Jazztel o La tienda en casa.
Ese bendito día, la cuenta corriente no pega un bajón de narices porque han cargado el recibo de gas o de la luz... Durante esa maravillosa jornada no tienes que ducharte, ni ponerte rulos, ni siquiera vestirte. Tampoco debes hablar por teléfono, que te recalienta el oído; ni ver la tele que te joroba la vista; ni leer los periódicos, que te deprimen; ni ir a comprar que te cuesta una pasta; ni tampoco aporrear este teclado que me acaba de jorobar una uña, ahora que las tenía recién pintadas.
En resumen, ¡bendito sea ese día! Lo malo es que no existe. Disfrutemos del resto.
3 comentarios:
Aunque este tag parezca una broma o una tontería no es tal.
Es la constatación de una gran verdad: las mujeres no tenemos ni un día de descanso y tú lo has reflejado como siempre haces con gracia, sorna y naturalidad.
Un buen escrito filosófico o afilisofado, parece que no diga nada pero lo dice todo.
Lo que decía antes. Cuando lo leí, pensé justo lo que las dos comentaristas dicen, pero me lo callé; por eso lo he buscado.
Bueno, hoy no os quejaréis, he dado al blog muchas galletas. Ahora me voy a hacer una tortilla de patatas para la cena. Chao.
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