En casa, en el trabajo o entre los amigos, casi todo el mundo tiene un apodo. La mayoría de las veces suele ser el mismo nombre cortado, utilizándose la primera o la segunda parte.
Así pues a Valentina la llaman Vale o Tina, a Carolina, Caro o Lina y así sucesivamente.
Pero los futuros padres deberían tener mucho cuidado al momento de
elegir, no vaya a ser que luego nos lo echen en cara, porque hay nombres que
mejor no los pongáis a vuestros hijos.
¿O no es para cabrearse?
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