lunes, 20 de mayo de 2013

ATADO Y BIEN ATADO


Curioseando en Internet, que ya es mi afición favorita, he encontrado una manera para atar a toda la familia.

Para los chavales aquí tienes muchas maneras de atarle los cordones de las zapatillas. Intenta que sea el uno con el otro para que no se vaya muy lejos y así tenerlos controlados.

Para tu pareja, un maravilloso nudo de corbata. Siempre puedes apretar más cuando no hace lo que tú quieres.

Y para ti un entretenimiento entre amigas tomando el té a las cinco de la tarde y preparándote para la noche de sexo, droga y rock & roll.

sábado, 18 de mayo de 2013

PAELLA SORPRESA

Una tarde cualquiera de hace unos años, una amiga nuestra que vive en un pueblecito cera de Barcelona, nos llamó para invitarnos a cenar. Unos amigos de ella tenían todos los ingredientes para cocinar una buena paella.

Después de hablarlo Nefer, Carmen y yo, decidimos que media hora de coche de ida y media hora de coche de vuelta total para cenar una paella no nos compensaba. Como nuestra amiga insistió mucho en que sus amigos nos querían conocer, Nefer le dio la solución. Que cogieran ellos los bártulos, o sea, la paellera y todos los ingredientes y que fueran ellos los que bajaran a Barcelona, que ella ponía la casa y ellos cocinaban.

Total que los amigos de nuestra amiga, ni cortos ni perezosos aceptaron la idea y se pusieron en  marcha para venir a casa de Nefer a cocinar la paella y a conocernos. Nosotras tres nos arreglamos un poco, o sea seguro que nos pintamos como unas puertas, eso de cenar con hombres que estuvieran interesados en conocernos no pasaba cada día.

Estábamos ya las tres en casa de Nefer esperando a los nuevos invitados y a nuestra amiga tomando el aperitivo, cuando sonó el timbre, ya habían llegado.
Al abrir la puerta es cuando empezó lo bueno. Entró nuestra amiga y detrás de ella venían cuatro hombres con la paellera, las bolsas con los ingredientes y una bombona de butano. Nuestro careto al ver la bombona de butano os lo podéis imaginar. El ataque de risa que nos entró al verles de esta guisa fue demasiado. No podíamos parar de reír mientras en plan de guasa les explicábamos que en la ciudad teníamos gas en las casas, que aquí también cocinábamos.

La verdad es que ya no me acuerdo como estaba la paella, pero lo que si me acuerdo es que bebimos bastante y nos reímos mucho y creo que hasta acabamos hablando en swahili, idioma que después de unas copas lo hablas de carretilla.

Ni que decir tiene que nunca mas los volvimos a ver, pero siempre que nos acordamos de esa cena y sobre todo del momento de abrir la puerta y verles con la bombona de butano nos volvemos a reír.